Con algo más de ochenta habitantes, la localidad de Riclones se ubica a 8 kilómentros de Puentenansa y muy próxima al embalse de Palombera.

San Antonio, patrón local, se celebra el 13 de junio y tiene una ermita que destaca como el principal bien de interés religioso en el núcleo.

  • Ermita de San Antonio: La construcción, que data del año 1762, tiene una sola nave cubierta con una bóveda de crucería estrellada y combados rectos; Se abre al exterior mediante un arco de medio punto, cerrado con un embarrotado de madera. Dicho arco está flanqueado por pilastras cajeadas que sostienen un frontón curvo partido, en el que se sitúa un escudo de armas de la familia Celis. Precede al edificio un pórtico de madera sostenido por columnas de orden compuesto, una estructura poco común para la época.

Pero si por algo destaca Riclones es por el patrimonio arqueológico que se despliega en su territorio. No en vano, se han documentado más de una decena de cuevas en las que se han localizado restos y contenidos científicos de diverso interés. Entre ellas, Chufín y Micolón son las más destacables, ya que en ambas se ha encontrado arte rupestre.

Las dos fueron descubiertas en los años setenta, una fecha tardía en comparación con otras cavidades de la región. Hay que buscar la razón a este retraso en el contexto bélico en el que nos vimos inmersos durante la primera mitad del siglo XX.

Además, en estos casos concretos, el embalse de Palombera supuso una complicación a la hora de realizar las investigaciones, ya que con el aumento del nivel del río, algunas cavidades quedaron inundadas o prácticamente inaccesibles.

Chufín
El arte rupestre de la cueva fue descubierto en 1972 por Manuel de Cos. Es entonces cuando comienzan los trabajos de estudio, documentación y excavación. Los investigadores datan en la época Solutrense la ocupación humana en la cueva, entre 20.000 y 25.000 años atrás.

Las pinturas localizadas en la cavidad guardan cierta sintonía con otras encontradas en la zona central de Cantabria, mientras que los grabados son similares a hallazgos de la zona del Nalón, lo que invita a pensar que el Nansa era una zona de paso, de contacto entre caminos.

Durante sus asentamientos, los pobladores se comunicaban entre sí y captaban recursos de la zona, dedicándose a la caza de cabras, la pesca de salmones o la recolección de frutos secos.

Micolón y otras cuevas
Micolón fue descubierta en 1976 y se encuentra a escasos 200 metros de la cueva de Chufín, aunque no goza de sus buenas condiciones de habitabilidad. Más bien, los investigadores han considerado que fue utilizada únicamente como santuario.

En ella se ha localizado la llamada ‘Sala de las pinturas’ donde se distinguen algunos animales trazados con pintura de color ocre rojo y abundantes grabados de signos y animales.

Actualmente, no es posible visitar la cueva de Micolón, ya que permanece cerrada al público.

Igualmente cerradas permanecen otras cuevas de menor importancia identificadas en la localidad, en las que se ha hallado material arqueológico pero no arte rupestre. Se trata de las cuevas Los Picayos, Chufín II, III y IV, El Fósil, Micolón II, La Cuevona, Sonrasco y Calero de Araillos.